Dirección:
Plaza del Azoguejo, s/n.
Visitar el Acueducto es, posiblemente, el primer paso que debería dar cualquier visitante de Segovia.
Indudablemente nos encontramos ante uno de los monumentos más importantes de todos los que se conservan de la época
romana, y quizás el más conocido, siendo innegable su interés para el
turismo.
No se sabe con
exactitud la fecha de su construcción, pues ha desaparecido la
inscripción en donde figuraba, aunque más o menos lo
fechan a finales del I o principios del siglo II, en época de
los emperadores Vespasiano o Nerva.
Está
construido con sillares de granito y colocados sin argamasa. En la
parte superior presenta dos nichos, y se sabe que en uno de ellos
estaba colocada una estatua de Hércules Egipcio que según
cuenta la leyenda fue el fundador de la ciudad. El Acueducto recorre
en su totalidad 17 kilómetros aproximadamente, trayendo el
agua desde el manantial de la Fuenfría. El agua se acumula
primero en una cisterna conocida con el nombre de El Caserón.
Después pasa por una segunda torre en
donde se desarena y se
decanta conocida como Casa de Aguas. Posteriormente tras un breve
recorrido llega a lo alto del Postigo, en donde se asienta el
Alcázar. Sin embargo en donde alcanza su mayor altura (28,1
metros) y esplendor
es en la Plaza del Azoguejo, en donde nos
encontramos con dos órdenes de arcos, sostenidos sobre
pilares, en total 44 arcadas de arcos dobles. El remate es un ático
por donde discurre el canal con el agua. Actualmente en sus nichos se
encuentran las imágenes de la Virgen de la Fuencisla (patrona
de la ciudad) y San Esteban. Es costumbre cada 4 de diciembre que los
cadetes de la Academia de Artillería, celebren la onomástica
de su patrona, Santa Bárbara, envolviendo a la Virgen de la
Fuencisla con una bandera.
El
Acueducto se ha mantenido en activo durante mucho tiempo, lo que ha
contribuido a su mejor conservación, si bien la primera
reconstrucción se efectuó en época de los Reyes
Católicos (treinta y seis arcos destruidos por los
musulmanes en 1072), y en el siglo XVI fue cuando se colocaron las
imágenes en los nichos.
Fue
declarado Monumento Nacional en 1884 y Patrimonio de la Humanidad en
1985.
Según
cuenta la leyenda, había en las inmediaciones una casa
señorial en la que trabajaba una criada encargada de traer
todos los días el agua fresca desde el río a la casa.
Un día desesperada por la laboriosa faena invocó al
Diablo para que ingeniara algo que trajera el agua hasta la casa a
cambio de su alma. Esa noche hubo una gran tormenta, aunque al
asomarse la muchacha a la ventana vio que en realidad eran miles de
diablillos levantando
piedra a piedra el acueducto. La muchacha pasó
el resto de la noche rezando y rogando para
que no se cumpliera la
promesa que le había hecho al Diablo, pero no obtuvo
contestación. Cuando tan sólo quedaba una piedra por
poner, el Diablo despidió a toda
la cuadrilla y cuando entre
risas se dirigía a colocarla en su sitio, cantó el
gallo y salió el primer rayo de sol, por lo que al final el
Diablo perdió la partida al no haberlo podido terminar durante
la noche. La muchacha libre pero arrepentida corrió a contar a
un sacerdote lo que había ocurrido, y éste en memoria a
lo acaecido mandó colocar las imágenes de San Esteban y
de la Virgen en el hueco de la piedra.