Dirección:
Plaza Reina Victoria Eugenia s/n.
Uno
de los grandes referentes para el turismo cultural en Segovia, que no debemos dejar de visitar. El
Alcázar domina la parte noroeste de la ciudad con su imponente
presencia.
Probablemente se remonte su fundación a la época romana, ya que
recientemente se han encontrado sillares de granito similares a los
usados en la construcción del Acueducto, si bien no existen
testimonios escritos hasta el momento de la reconquista efectuada por
Alfonso VI. Durante la Edad Media se convirtió en uno de los
palacios favoritos de los Reyes de Castilla debido a su proximidad a
importantes zonas de caza, y a la seguridad de la fortificación
ubicada en lo alto de una roca bordeada por los ríos Clamores
y Eresma.
Desde
aquí salió el día de su coronación como
Reina de Castilla Isabel, más tarde conocida con el
sobrenombre de “la Católica”, acto que fue celebrado en la
Iglesia de San Miguel. Poco a poco se fue convirtiendo en residencia
cortesana, siendo los principales cambios cuando se introdujo el
estilo gótico en estas tierras. Es en esta época cuando
se construye la Torre del Homenaje, que sirvió de sala de
armas, y en donde se pueden apreciar detalles moriscos.
Durante el siglo XIV Segovia fue el escenario de importantes
enfrentamientos
nobiliarios, que hicieron necesario fortalecer las murallas y ampliar
su sistema defensivo. Después fueron los Trastámara
quienes convirtieron los nuevos salones construidos en suntuosas
estancias al estilo de los alcázares andaluces, siendo el
escenario de la “Coplas” de Jorge Manrique. En lo sucesivo el
Alcázar siempre tuvo un papel importante en las guerras
civiles que se desarrollaron, desde la Guerra de las Comunidades
hasta las Guerras Carlistas del siglo XIX.
A Felipe II se deben los chapiteles de pizarra, tan característicos
de este Alcázar, al más puro estilo centroeuropeo.
Fue
prisión de Estado hasta que Carlos III en 1762 inauguró
en su interior el Real Colegio de Artillería.
El
Alcázar se articula en torno a dos patios centrales: el Patio
de Armas, y el Patio del Reloj. El Patio de Armas es originario del
siglo XII pero fue totalmente reconstruido en el XVI según el
estilo herreriano. Está rodeado de arcos de medio punto. En
uno de los lados del Patio de Armas se encuentran las dependencias
nobles, usadas tanto como residencia real como salas de recepción.
En su decoración se aprecian los gustos de la realeza
medieval, especialmente de la dinastía Trastámara, que
lo habitó con Juan II y Enrique IV. Todos los salones estaban
decorados por importantísimos artesonados mudéjares,
que fueron fatalmente destruidos en el incendio acaecido en el siglo
XIX, pero que han podido ser restaurados gracias a los grabados que
se conservaban de la época. De estas estancias destacan: Sala
del Trono, Sala de la Galera, Sala de Ajimeces, Sala de la Chimenea,
Tocador de la
Reina, y de forma especial cabe destacar el Salón
de Reyes, lugar en el que se realizan los actos protocolarios y
oficiales, y en donde se puede admirar el artesonado mudéjar,
que aunque reconstruido debido al incendio del siglo XIX sigue
cautivando a quien lo visita, así como las cincuenta y dos
estatuas sedentes policromadas situadas en el friso superior y que
representan a los reyes de Castilla y León.
Destacan
dos torres: la de Juan II junto a la entrada al recinto y mirando
hacia la ciudad, en donde destaca un bello ventanal mudéjar
que pertenecía a la torre existente en el siglo XII pero que
fue ampliada por Juan II durante el siglo XV; y la Torre del
Homenaje, situada en el lado opuesto y rodeada por torrecillas
circulares.