Dirección:
Calle de la Moneda
.
Está considerado como el edificio industrial manufacturero más
antiguo del mundo, puesto que comenzó su construcción
en el año 1583 según proyecto de Juan de Herrera, en lo
que quedaba de un viejo molino de harina y papel en el río
Eresma.
Está
situada a pie de la muralla y del Alcázar, pegado al puente
del Parral, sobre el Eresma. Se accede al recinto a través de
una portada neoclásica por donde se llega a un patio rodeado
de los edificios que configuraban los distintos departamentos de que
constaba la fábrica: administración, almacenes,
aposentos, tesoro y fundición. En la parte baja del patio,
pues tiene dos niveles, se encuentran las máquinas que
necesitaban de la fuerza del río para funcionar. El conjunto
también contaba con un jardín con cenador y balcón
sobre el río.
Ya
durante la ocupación romana se acuñaba moneda en la
ciudad, y esas monedas constituyen el primer vestigio escrito del
nombre de la ciudad. Durante la reconquista se comenzó de
nuevo a acuñar moneda, y en 1136 el rey Alfonso VII le concede
al obispo Don Pedro el privilegio de quedarse con la cuarta parte de
la cantidad de moneda que se acuñara como donación para
que pudiera ser empleado en la construcción de la catedral, lo
que produce un gran desarrollo económico en Segovia. En 1455
Enrique IV construye la Casa Vieja de la Moneda cerca del Acueducto y
se comienza a incluir en las monedas el símbolo de un pequeño
Acueducto, lo que se mantendrá en todas y cada una de las
monedas que de allí salen hasta el año 1681. A mediados
del siglo XVI se empezó la mecanización del proceso,
realizado hasta el momento con martillo, con grandes ruedas
hidráulicas, que son regaladas a Felipe II por el Archiduque
Fernando de Tirol. La maquinaria llegó en 1585 y será
en marzo de 1586 cuando comience la producción de forma
regular, y al margen de la Casa Vieja, que continuaba acuñando
sus monedas. El privilegio tecnológico se mantuvo hasta que en
1700 se colocaban en Madrid y Sevilla las prensas de acuñación
a volante, lo que provoca el cierre de todas las fábricas de
acuñación que estaban distribuidas a lo largo del país,
incluida la Casa Vieja de Segovia, manteniéndose la Casa de la
Moneda para la producción de monedas de cobre. En 1868 se
cerró definitivamente, junto con la de Sevilla, debido a la
centralización que se hizo desde Madrid. Posteriormente volvió
a funcionar como molino de harina hasta el año 1974, en que se
abandonó.
El
Real Ingenio de Segovia, como se la conocía, siempre funcionó
con total y absoluta independencia del resto de las casas de
acuñación del país, pues era propiedad
particular de la Casa Real, ya que fue construida con dinero
particular de Felipe II.
En el momento de escribir este artículo, este monumento se encuentra en proceso de
completa restauración, resultando imposible de visitar. Asimismo no existe la posibilidad de ofrecer al lector más
fotografías.